Loyong

Publicado por Claudio On 14:35 0 comentarios
Yo, con la determinación de alcanzar la meta última y suprema, que incluso es superior a la joya que colma todos los deseos, he de estimar siempre a todos los seres.

Que cada vez que me relacione con los demás, me considere la persona menos importante y de lo más profundo de mi corazón, los vea respetuosamente como seres superiores.

Que en todas mis acciones examine mi mente y en cuanto surjan aflicciones mentales, que me conduzcan a mí y a los demás a actuar de manera inapropiada, pueda afrontarlas con firmeza y evitarlas.

Cuando me encuentre con seres desafortunados, oprimidos por negatividades y los grandes sufrimientos, he de estimarlos como si fueran un valioso tesoro difícil de encontrar.

Cuando alguien, por envidia me cause daño o insulte, he de aceptar la derrota y ofrecerle la victoria.

Cuando alguien a quien he ayudado o en el que he depositado grandes esperanzas me maltrate de forma muy hiriente, que todavía pueda considerarlo mi apreciado maestro.

En resumen, que directa o indirectamente ofrezca mi ayuda y felicidad a los maternales seres y tome en secreto todas sus desdichas y sufrimientos.

Además, que gracias a estas prácticas del método, junto con una mente libre de las ocho preocupaciones mundanas y que reconoce que todos los fenómenos son ilusorios, me libere de la prisión de las apariencias y concepciones erróneas.